Todas las drogas pueden inducir placer las primeras veces que se las consume, produciendo sensaciones de calidez, lucidez, y de placer diferentes de las normales. Por un breve periodo de tiempo todo funciona, pero algo está sucediendo dentro del cerebro. Empieza la adicción.

En los consumos abusivos y la dependencia de sustancias psicoactivas, como el alcohol, la cocaína, el cannabis, y la nicotina subyacen mecanismos neurológicos de gratificación que están en la frontera entre lo psicológico, lo farmacológico y lo bioquímico, asociados con la anticipación, búsqueda y obtención del placer.

Los sistemas de recompensa obedecen a estímulos y permiten que el individuo desarrolle aprendizajes basados en lo que nos es placentero y lo que nos es desagradable.

El circuito de recompensa, con su neurotransmisor, la dopamina, es una delicada herramienta perfeccionada por millones de años de evolución, cuyo objetivo es conseguir lo que necesitamos para sobrevivir como especie. Cuando conseguimos algo que consideramos necesario, el sistema límbico (parte emocional) se activa produciendo la dosis de dopamina que nos hace sentir placer. Cuando más pro supervivencia sea lo que conseguimos (comer, beber, conseguir un territorio, un refugio donde vivir, reproducirnos…) más grande será la dosis de dopamina que obtendremos y cuanto más nos haya costado más importante el premio será.circuito-recompensa

Nuestra forma de vida ha cambiado absolutamente desde entonces hasta nuestros días, pero nuestra biología sigue siendo la misma, y el sistema de gratificación sigue funcionando igual, aunque ahora nuestra supervivencia no dependa de las mismas cosas.

Así nos encontramos que muchas sustancias psicoactivas (cocaína, alcohol, cannabis, etc…) afectan estos circuitos y obtenemos placer de acciones que nada tienen que ver con la supervivencia de la especie. De una forma simple podemos decir que las drogas producen adicción mediante la estimulación de esta vía de la recompensa.

El uso continuado de drogas induce cambios adaptativos en el sistema nervioso central, lo que conduce a fenómenos como la tolerancia, la dependencia física, la sensibilización, el craving y la recaída. Todos ellos componentes fundamentales de la adicción.

Además una prioridad para el cerebro es el ahorro de energía, por tanto nos premiará con una dosis de dopamina si conseguimos de forma fácil y rápida lo que deseamos. Y ¿qué más fácil que ir y comprar la sustancia que nos dará el estado de ánimo que queremos?

Esta explicación biológica de la adicción es solo una parte de lo que ocurre, además simplificada. A esto hay que añadir toda una serie de procesos psicológicos que tienen que ver con las relaciones que establecemos con los demás desde que nacemos, procesos sociológicos del lugar y sociedad en el que vivimos y el efecto que nos producen.