Los familiares cercanos juegan un papel clave en el proceso terapéutico, y en el Centro Bonanova ayudamos a canalizar las actuaciones familiares para que sean eficaces. No es raro que el paciente se niegue a acudir al Centro. En ese caso, los familiares pueden recibir ayuda efectiva para motivar al paciente a iniciar el tratamiento.
En el Centro Bonanova se utiliza un método científicamente validado (Modelo CRAFT: Community Reinforcement Approach for Family Treatment) para facilitar el inicio de tratamientos. Asesoramos a la familia en cuestiones relacionadas con la convivencia y damos pautas sobre cómo actuar ante situaciones conflictivas.
Señales de Alarma
Los tranquilizantes son las pastillas de las que más se abusa en nuestra sociedad. La persona adicta se preocupa a todas horas de que no le falten sus pastillas. Casi siempre el adicto a tranquilizantes se siente incapaz de vivir sin ellos, y los necesita para dormir o para hacer sus actividades cotidianas.
El adicto experimenta cambios tremendos de humor, pasando de la somnolencia exagerada cuando tomó demasiadas pastillas, a la ansiedad generalizada cuando le faltan sus pastillas demasiado tiempo. Progresivamente el adicto se convence de que solo puede mantener sus actividades gracias a las pastillas, destruyendo progresivamente su autoestima.
A veces puede tener episodios de embriaguez con pequeñas cantidades de alcohol, que potencian el efecto del tranquilizante. Son también frecuentes los fallos de memoria, puesto que al estar bajo el efecto de la medicación el paciente no fija en la memoria sus vivencias y luego es incapaz de recordarlas.
Es habitual que estos pacientes tengan pequeños accidentes domésticos, caídas accidentales, etc, como consecuencia de los estados de intoxicación a los que llegan a menudo.
Consejos
La adicción a tranquilizantes es difícil de abordar pues el paciente ve el fármaco como una ayuda y no como una droga. Suele ser útil hacerle ver que toma dosis muy superiores a las iniciales, que las toma sin prescripción médica, y que su estado general tiende a empeorar a pesar del tratamiento, lo cual significa que probablemente no es el más indicado. Nuestra actitud debe ser comprensiva y empática. Si nos dejamos llevar por las emociones y ‘reñimos’ al paciente, quizás nos quedaremos más tranquilos, pero eso sólo servirá para que se cierre más en sí mismo.