El alcohol es una droga, pero se trata diferente a las demás drogas que conocemos. Partimos de la base de que el alcohol es legal, y las pocas veces que se ha intentado regular o limitar de alguna forma su venta, publicidad y/o consumo, surgieron voces muy potentes que hicieron que todo siguiera igual, como lo que ocurrió con el Proyecto de Ley antialcohol, como se le llamó, retirado en 2007.

Desde los ámbitos sanitarios se está planteando desde hace tiempo la peligrosidad del alcohol, pero parece que desde los lobbys productores de bebidas alcohólicas y los lobbys publicitarios se ha hecho la suficiente presión como para que las evidencias de que el alcohol es una de las drogas más potentes que hay pasen desapercibidas.

Por ejemplo, en la Unión Europea, las drogas generan un millón de muertos al año, y las principales drogas que generan mortalidad son el tabaco, y el alcohol. En los accidentes de tráfico, el alcohol está muy presente. En 2014 el 67% de los casos con resultado positivo se detectó alcohol solo o asociado a drogas y/o psicofármacos y el 77,63% de los conductores fallecidos presentaron una tasa de alcohol superior a 1,2 g/L.

En las situaciones de violencia de género también aparece el alcohol en un 40% de los casos, y el uso nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos, como en el tumor de esófago, las hepatopatías, el tumor de laringe, la pancreatitis aguda, etc…

También es importante tener en cuenta los costes económicos sanitarios anuales atribuibles al alcohol y los años potenciales de vida perdidos por ello. En la UE todos los años se pierden 21,1 millones de años de vida a causa del consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales (fuente: EFE)

El alcohol no es que sea más tóxico que la heroína o la cocaína, pero al estar tan accesible, se está permitiendo una exposición tan grande que sí lo hace muy peligroso. Si comparamos la cantidad de gente que toma drogas ilegales vemos que es una cantidad muy reducida comparada con la cantidad de gente que toma alcohol.

Teniendo en cuenta todo esto habría que hacer tres cosas: subir el precio, controlar la accesibilidad y prohibir la publicidad.copas vi

Si se hiciera esto, que es la línea que se ha seguido con el tabaco, conseguiríamos reducir la parte negativa del alcohol y mantener la parte positiva, la de la gente que se va a comer y se toma dos copas de vino.