Los familiares cercanos juegan un papel clave en el proceso terapéutico, y en el Centro Bonanova ayudamos a canalizar las actuaciones familiares para que sean eficaces. No es raro que el paciente se niegue a acudir al Centro. En ese caso, los familiares pueden recibir ayuda efectiva para motivar al paciente a iniciar el tratamiento.
En el Centro Bonanova se utiliza un método científicamente validado (Modelo CRAFT: Community Reinforcement Approach for Family Treatment) para facilitar el inicio de tratamientos. Asesoramos a la familia en cuestiones relacionadas con la convivencia y damos pautas sobre cómo actuar ante situaciones conflictivas.
Señales de Alarma
Los primeros síntomas de la adicción al cannabis suelen ser la apatía, el desinterés y la falta de motivación. De hecho es un cuadro que a menudo puede confundirse con la depresión. Una forma de distinguirlo es que mientras en la depresión la apatía suele ser constante, con los porros se observan muchas oscilaciones del estado anímico, en función de los consumos realizados, así como episodios de marcada irritabilidad e incluso agresividad, que no suelen aparecer en las depresiones.
En adolescentes, es frecuente que coincidan depresión y adicción, con lo que el problema se complica. Otra señal habitual de adicción es la necesidad de fumar al menos un porro por la noche antes de acostarse. Por otro lado, a nivel social la adicción suele acompañarse de cambios en las amistades, fracaso escolar o menor rendimiento laboral.
Consejos
Cuando se trata de adolescentes es esencial intentar mantener una relación de confianza y conocer con el mayor detalle posible la función que juegan los porros en su vida, tanto a nivel social como a nivel psicológico. No tiene sentido abordar el consumo de los porros sin investigar los malestares subyacentes, aunque a veces esos malestares son acentuados por los propios porros.
Es mucho más útil centrarnos en el adolescente y su situación vital, para ver cómo le podemos ayudar a superar la crisis actual, que etiquetarle de adicto y centrar todos nuestros esfuerzos en la supresión de la droga sin atender a su malestar general.
Si nuestros esfuerzos resultan infructuosos, es mejor consultar con un profesional para diseñar nuevas estrategias, que utilizar medidas de fuerza que van a tensionar la relación y probablemente empeoren la convivencia.