La noticia del ingreso de un adolescente de 15 años para desintoxicarse de su adicción a un videojuego hizo saltar las alarmas de los peligros de ciertos juegos hace poco más de una semana.
La gravedad del caso y la cada vez más precoz utilización de videojuegos entre adolescentes nos hacen pensar que hemos de prestar más atención a los comportamientos de los menores que los consumen, pues cada vez lo hacen a una edad más temprana, cuando son más vulnerables.
No es que los videojuegos sean nocivos, solo si su uso es inadecuado. Existen factores de riesgo que nos pueden indicar una mayor probabilidad de desarrollar una adicción, como por ejemplo, poco control parental, situaciones de estrés, bajo rendimiento académico, pocas relaciones sociales, personalidad perfeccionista o obsesiva, o ser de sexo masculino (hay más prevalencia entre los chicos).
Síntomas de adicción a los videojuegos
Para identificar si un comportamiento es adictivo o se está convirtiendo en adictivo hay que atender a lo que pasa cuando se le dice al niño/a o adolescente que no podrá jugar más allá de un tiempo concreto o se le retira el juego. Hemos de observar si el no poder jugar le genera ansiedad o le genera unas reacciones exageradas, como irritabilidad alta o conductas desafiantes. Si es así tenemos que empezar a pensar en una posible adicción y pedir asesoramiento profesional.
También es importante ver cuánto tiempo pasa ese niño o niña jugando, pero sobre todo, cuantas cosas deja de hacer para poder jugar más. Si lo videojuegos pasan a ser el centro de las actividades y de la vida de ese menor, en detrimento de otras, estamos ante una adicción.
Tratamiento de la adicción a los videojuegos
Como toda adicción, ha de ser tratada por profesionales especializados, y lo que nosotros si podemos hacer, como padres o familiares, es tener en cuenta diferentes aspectos para mirar de evitar que aparezca o limitar su gravedad, y por tanto que la afectación en la vida del adolescente sea menor.
Hemos de tener en cuenta dos aspectos:
- Los códigos PEGI (Pan European Game Information).
Son unos códigos específicos de la industria de los videojuegos y software que nos dan información orientativa sobre la edad adecuada para su consumo y sobre el contenido del mismo. Es muy importante tenerlos en cuenta, como también los códigos éticos y educativos propios de cada uno, de cada familia.
Los niños menores de 3 o 4 años no deberían jugar con videojuegos ni usar tablets ni móviles. Según la OMS no es bueno para su desarrollo psíquico ni para la vista. Y si alguna vez lo hacen han de ser adecuados a su edad y siempre acompañados de un adulto.
- Tener un criterio claro sobre qué limitación de tiempo es la adecuada para su uso.
Es decir, es muy importante el tema de los límites. Es normal que los niños y los adolescentes no sepan regular por sí mismos el uso de los videojuegos. El no saber poner límites está más en los adultos que en los menores. Son los padres o cuidadores quienes deben regular los tiempos, y estar atentos a las reacciones del niño a ese límite.
¿Qué tiempos son los adecuados para jugar a videojuegos?
El videojuego debe formar parte de toda una serie de rutinas y actividades del día a día del niño y adolescente. Hemos de tener en cuenta que:
- Hay que dormir entre 12 o 13 horas (niños pequeños) y 8 horas (adolescentes).
- Hay que hacer las tareas de la escuela.
- Ayudar en tareas domésticas (limpieza, orden, etc.… adecuado a la edad).
- Compartir tiempo y espacio con la familia.
- Y disponer de tiempo para lo que les apetezca, que para los adolescentes ha de ser mayor (necesitan más tiempo privado e íntimo).
- Es en ese tiempo en donde caben distintas actividades, como deporte, actividades fuera de casa y juegos, entre los que se incluyen los videojuegos.
El tener controlado el tiempo que están los niños/as y adolescentes jugando no excluye que los adultos debamos saber a qué tipo de juegos juegan nuestros hijos y si son adecuados para su edad. También debemos tener en cuenta que podrán jugar si han cumplido con el resto de actividades que hemos enumerado anteriormente.
Si vemos que cada vez es mayor el tiempo que pasa el adolescente con los videojuegos, que reacciona mal ante los límites que vamos interponiendo, y que el juego empieza a ser el centro de su vida, es fundamental pedir asesoramiento profesional.