Alcohol y Depresión
La depresión post alcohol o depresión post borrachera es una experiencia que la mayoría de las personas han experimentado o lo han podido ver en personas cercanas. Es una manera de expresar el malestar que puede producir un exceso de consumo de alcohol en el cuerpo, o lo que sería lo mismo, la resaca.
Pero hemos de diferenciarlo de la relación que hay entre la depresión y el alcohol, es decir, del trastorno mental llamado depresión y el consumo de alcohol.
La depresión se caracteriza por sentir una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas. Para poder diagnosticar una depresión estos síntomas han de persistir durante al menos dos semanas.
Además, las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.
El alcohol es un depresivo
El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, y los efectos que produce en dosis pequeñas tienen que ver con la desinhibición y la relajación, lo que provoca la falsa sensación de mejoría de los síntomas de tristeza, ansiedad, pensamientos negativos, aislamiento social, etc…
Pero con dosis mayores los efectos depresores del alcohol siguen avanzando, especialmente si su consumo va aumentando y llega a hacerse regular, por lo que irá produciendo un deterioro físico y psíquico cada vez mayor, llegando a afectar de forma importante en la vida de la persona ocasionando problemas de deterioro en la salud mental, deterioro físico, dejadez, problemas laborales, descuido de las relaciones sociales, etc…
Es por eso que el consumo de alcohol puede ser un factor que ocasiona depresión. Otras veces, el abuso de alcohol es la consecuencia de un trastorno depresivo que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo.
Así que consumir alcohol no solo no combate la depresión, sino que puede inducirla por sus propiedades depresoras, o la agrava, si ya existía, provocando el incremento de los sentimientos de culpa y desequilibrio y disminuye la propia valía.
El primer paso para poder poner solución tanto al problema por consumo de alcohol, como a la depresión, es solicitar la ayuda de profesionales especializados.
En Centro Bonanova nuestro equipo de profesionales valoraran la situación y le ofrecerán las alternativas de tratamiento más adecuadas.