El proceso de rehabilitación de la cocaína supone un tiempo en el cual el paciente inicia una serie de cambios para mantener la abstinencia. Sin embargo mantener la abstinencia no es suficiente. Existen diferentes maneras de obtener una abstinencia y eso no significa que la rehabilitación del consumo de cocaína esté siendo orientado de manera adecuada.
Un ejemplo de que algo no funciona de manera adecuada es cuando la persona en tratamiento comunica estar aguantando situaciones de riesgo o de conflicto. Esto implica que el paciente aguanta situaciones comprometidas relacionadas de manera directa (pasar por el bar donde el camello vende cocaína) o indirectas (estar en una cena de fin de año donde un grupo de personas consume). Pero el problema consiste en que esta capacidad de “aguantar” tiene un límite.
Si la exposición es poco frecuente, la persona puede sortear estas situaciones de riesgo. Pero si el paciente busca encontrarse inmerso en estas situaciones, entonces más tarde o más temprano la rehabilitación de dejar de consumir cocaína se convertirá en una recaída.
De lo que se trata en el proceso de rehabilitación del consumo de cocaína es que el paciente realice un cambio de actitud, que modifique formas de pensar distorsionadas para así poder cuidarse de manera adecuada. Se trata de descartar hábitos nocivos (p.e: aguantar toda la noche cuando los demás consumen) y sustituirlos por hábitos que generen una mejor calidad de vida (disfrutar una cena pero no seguir con el grupo al bar de copas, etc.). En otras palabras, cambiar la visión de uno mismo, de los otros y del entorno que rodea al paciente.