Como hemos afirmado en otras ocasiones, una de las formas más eficaces y rentables para la sociedad para minimizar el daño del consumo de alcohol y para  la prevención de las adicciones es mediante la regulación de su precio.

Hace un par de semanas hablábamos de este tema y allí ya exponíamos que un incremento de impuestos aplicados al alcohol era una medida necesaria, aunque muy criticada y con muy mala fama. Apuntábamos también la eficacia en la prevención de la combinación de la política de impuestos con la llamada ley del precio mínimo, utilizada en algunos países, como en algunas partes de  Canadá, y aprobada recientemente en Escocia.

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Profundicemos un poco en ello.

En Escocia se aprobó este pasado mes de octubre la ley de precio mínimo en las bebidas alcohólicas (MUP, de las siglas en inglés). La implementación de la ley convertirá a Escocia en el primer país que aplica un precio mínimo por unidad de alcohol. Como indica su nombre, esta ley establece un precio mínimo (50 peniques (60 céntimos de euro) en Escocia) por cada unidad de alcohol, lo que hará que una botella de whisky de 70 cl, cueste como poco 14 libras (16.5 euros).

¿Por qué es eficaz el MUP?

  • Es una medida que afecta especialmente al alcohol barato y fuerte vendido en supermercados y fuera de licencias. Quiere acabar con ofertas y rebajas de tiendas y supermercados especialmente.
  • El MUP establece un mínimo por debajo del cual el alcohol no puede ser vendido, basado en la cantidad de alcohol contenido en el producto. Es decir a mayor cantidad de alcohol contenga una bebida, mayor será su precio.
  • La implementación del MUP será particularmente eficaz para reducir la cantidad de alcohol consumido por los bebedores excesivos y por los jóvenes, ya que son los que tienden a comprar la mayor parte del alcohol barato. Los bebedores excesivos de bajos ingresos se beneficiarán más en términos de mejor salud y bienestar.

Por todo lo anterior es evidente que será una medida primordial para la prevención del consumo excesivo y de la adicción del alcohol.

Según un informe de la OMS, en Europa el alcohol es el segundo factor de riesgo de enfermedad y mortalidad prematura después del tabaquismo; el consumo de bebidas alcohólicas provoca 2,5 millones de muertes al año en todo el mundo, de los cuales unos 320.000 son jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 29 años.

Establecer precios mínimos para las bebidas alcohólicas es una medida de prevención de primer orden, ya que mejora la salud de la población y supone un ahorro de costes para la sanidad pública.