Faltan pocos días para Navidad, y el ambiente navideño nos invita a estar felices, contentos y ser amables con la gente… Sin embargo son fechas emocionalmente difíciles para muchos. En estas fechas revivimos situaciones pasadas, que nos hicieron sentir felices o tristes, que recordamos con cariño, o con pesadumbre. Son fechas en las que sabemos echaremos en falta a alguna persona, y eso nos pondrá tristes, pero que también nos hará sentir próximos a personas a las que hace tiempo estamos distantes, y no conmoverá… En fin, fechas en las que podemos sentirnos como en una montaña rusa emocional, y quizás nos haga plantearnos cosas “importantes” de nuestra vida, como, qué me pasa, como es mi vida y como quisiera que fuera, qué me gustaría cambiar, qué valoro de mi vida, qué importancia le doy a las personas que tengo a mí alrededor, etc…
Desde el Centro Bonanova nos parece oportuno en estos días sugerir la recomendación de una lectura que algo tiene que ver con el replantearse la vida. Es una lectura que nos sugirieron las personas que forman uno de los grupos de terapia del centro.
Se trata de un escrito realizado por un conocido periodista, Sebastian Alzamora, en el que relata su experiencia personal como dependiente del alcohol. Es un escrito en primera persona, que creemos expresa con mucha veracidad y hasta crudeza, la realidad de una persona con una dependencia. En este texto, nos explicarà sus vivencias como alcohólico en activo, cómo empezó a hacer el tratamiento de deshabituación y cómo se siente actualmente.
A raíz de este artículo, el Dr. Gual, Cap de la Unitat de Conductes Adictivas del Hospital Clínic, y uno de los fundadores de Centro Bonanova, escribe una carta de agradecimiento al diario ARA y al escritor, que es publicada el martes 20 de diciembre, en la que hace referencia a la poca visibilidad social de la dependencia al alcohol, y el trato que se le da de enfermedad escondida y estigmatizada.
La Navidad es una época para ser felices, pero también para hacer una pausa y reflexionar sobre nosotros y lo que nos pasa.
Sí, sóc alcohòlic, per Sebastià Alzamora