El alcohol, aún en cantidades pequeñas, afecta a las mujeres de manera diferente que a los hombres. Y  beber en exceso es mucho más arriesgado para las mujeres que para los hombres.

¿Por qué se recomienda un nivel de consumo de bebidas alcohólicas más bajo para las mujeres que para los hombres?  El alcohol pasa a través del tracto digestivo y se dispersa en el agua del cuerpo. Cuanta más agua haya disponible, más se diluye el alcohol. Generalmente, los hombres pesan más que las mujeres y, las mujeres tienen menos agua en su organismo que los hombres. Así, el cerebro de la mujer y otros órganos están expuestos a más alcohol y derivados tóxicos que se generan cuando el organismo está tratando de degradarlo y eliminarlo. Por tanto el consumo de riesgo es diferente en hombres  que en mujeres. En mujeres es más de 2-2,5 UBE al día frente a 4 en hombres, o más de 17 UBE a la semana frente a 28.

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El consumo de alcohol está relacionada con diferentes enfermedades, como el cáncer de mama, la hepatopatía, enfermedades coronarias o la mayor vulnerabilidad frente la enfermedad cerebral. Además, muchos alcohólicos fuman. El fumar, de por sí, puede acarrear serias consecuencias de salud.

En el Cáncer de mama, la investigación sugiere que, en algunas mujeres, tan sólo una bebida alcohólica al día puede aumentar levemente el riesgo de contraer cáncer de mama; especialmente, entre aquéllas que tienen antecedentes de este tipo de cáncer en su familia. Sin embargo, no es posible predecir cómo el alcohol afectará el riesgo de cáncer de mama en cada mujer en particular.

No hay que olvidar tampoco la relación entre consumo perjudicial de alcohol y la violencia de género y los abusos sexuales. Beber torna a las mujeres, especialmente a las jóvenes, más vulnerables a los ataques sexuales y a las relaciones sexuales peligrosas y no planeadas.

La depresión en las mujeres tiene un estrecho vínculo con el consumo excesivo de alcohol; y las mujeres que beben solas en el hogar tienen más probabilidades que otras de desarrollar posteriores problemas con la bebida.

Dado que es más probable que las mujeres queden embarazadas entre los veinte y treinta años, este grupo enfrenta el mayor riesgo de concebir bebés con el característico deterioro mental y de crecimiento del síndrome alcohólico fetal, causado por el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo. El Síndrome alcohólico fetal, consiste en que el consumo de alcohol por parte de una mujer embarazada puede afectar al bebé que está por nacer y provocarle una serie de defectos de nacimiento conocidos como Síndrome alcohólico fetal (SAF).

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La adicción al alcohol puede tener efectos devastadores en el desarrollo del embrión y el feto, y  los efectos más profundos de la exposición al alcohol gestacional son los cognitivos, de comportamiento y del desarrollo cerebral. Pero los efectos son más amplios que los que se describen como SAF. El trastorno relacionado con el alcohol (ARND) es una variante del SAF en la que los niños presentan las alteraciones emocionales y conductuales pero no las somáticas, por lo que su diagnóstico es más difícil. En España es un problema que se ha descrito en familias que adoptan niños procedentes de Europa Oriental.