La adicción al alcohol supone por parte del paciente realizar un trabajo que podemos diferenciar en dos etapas, aunque en la mayoría de los casos estas etapas se solapan.
La primera etapa sería la de consolidación de la abstinencia y la segunda etapa sería la de la modificación de maneras de interpretar las situaciones que generan estrés en el paciente.
La primera etapa en el caso de la adicción al alcohol es la más conocida y consiste en tomar medidas en el día a día para disminuir de manera significativa los estímulos relacionados con el consumo de alcohol. En esta etapa el paciente cambia hábitos como el de dejar de frecuentar lugares en donde bebía (bares, discos, etc.) o dejar de frecuentar grupos donde el único motivo era beber.
La segunda etapa surge cuando el paciente comienza a darse cuenta que a pesar del esfuerzo realizado para combatir su adicción al alcohol no son suficientes. Comienzan a surgir recuerdos involuntarios o ensoñaciones diurnas en donde se describe los consumos como algo placentero y divertido. Por decirlo de una manera gráfica, la primera etapa el escenario era el mundo, en la segunda etapa el escenario son las fantasías y pensamientos.
En esta etapa, el paciente tendrá que trabajar sobre su propio autoconocimiento y detectar qué cosas desagradables o excesivamente agradables son las que disparan esos recuerdos involuntarios o esas fantasías en donde la adicción al alcohol tiene una connotación satisfactoria. Es aquí donde tendrá que investigar en sí mismo cuáles son los estresores que pueden hacer zozobrar su abstinencia.