Es el proceso que se inicia en la desintoxicación de alcohol y continúa con la deshabituación del tratamiento del trastorno por uso de alcohol, orientado hacia el mantenimiento de la sobriedad. Es decir, cero alcohol.
Se compone de una intervención psico-social asociada a la farmacoterapia específica del alcoholismo, que puede estar basada en fármacos que ayudan a que el paciente se mantenga sobrio y prevenga recaídas, junto con otros medicamentos que se utilizan para el tratamiento de las enfermedades médicas y psiquiátricas asociadas al alcoholismo.
Los objetivos del tratamiento orientado a la abstinencia son la extinción de la conducta de búsqueda y consumo de alcohol, adquisición de conciencia de enfermedad (dependencia), mantener la motivación a lo largo de todo el proceso, la reorganización de las actividades del paciente con búsqueda de alternativas, la mejora de las relaciones personales y del estilo de vida, así como la prevención de recaídas y tratamiento de enfermedades asociadas. El objetivo es consolidar la abstinencia conseguida en el proceso de desintoxicación de alcohol.
La atención continuada a familiares es clave para la rehabilitación del paciente, para recuperar la armonía, la comunicación, estabilidad del hogar, las responsabilidades del paciente en la vida cotidiana como trabajo, convivencia, etc. Por eso es muy importante la implicación en el programa de la familia y no sólo dar su apoyo en el proceso de desintoxicación del alcohol, es decir, al inicio del tratamiento del paciente, sino hasta que en la deshabituación la abstinencia se consolido de manera prolongada.
Durante el tratamiento de desintoxicación de alcohol y de deshabituación del mismo es fundamental que el paciente sea capaz de identificar los factores de riesgo a una recaída y que factores protectores puede utilizar para evitarla. Con este fin se implementan terapias psicológicas a nivel individual y/o grupal, las cuales han demostrado su eficacia en la fase de deshabituación del alcohol.