Al poco tiempo de iniciar la rehabilitación a cualquier substancia aparece enseguida el temor al CRAVING. Para la mayoría de pacientes ese concepto se equipara a recaída, y a una recaída prácticamente inevitable.
El concepto de craving nace ligado al problema de alcoholismo, principalmente en EEUU y los países anglosajones. En España no se hizo un lugar hasta la aparición de las dependencias a opiáceos y, especialmente, en la dependencia a cocaína, donde se ha usado preferentemente.
Actualmente se utiliza en las adicciones en general y su rehabilitación, siendo difícil dar una definición concreta. El craving por drogas ha sido conceptuado como ‘querencia’ o ‘apetencia’ por reexperimentar los efectos de una droga, como un fuerte ‘deseo’ irracional, como un ‘ansia’ irresistible, o como una necesidad imperiosa, significando un conflicto entre el querer consumir y la abstinencia. Como puede verse es un concepto polisémico, y ante la dificultad de encontrar un término homólogo en castellano, seguiremos utilizado el de ‘Craving’.
Se considera como un componente importante de la dependencia de drogas y es importante tenerlo en cuenta en la rehabilitación ya que se le atribuye un papel relevante en las recaídas.
Hay que tener en cuenta que:
- Es una respuesta a los síntomas de abstinencia
- Es una respuesta a la búsqueda por mejorar los estados de ánimo de la forma más rápida posible, y la más “fácil y conocida” es el consumo. Se puede tratar de una forma de «automedicación» para aquellos momentos en que el individuo se encuentra aburrido, decaído, ansioso, tenso o no tiene habilidades para afrontar ciertas situaciones.
- Es una respuesta condicionada a las señales asociadas a la sustancia. Es decir, los pacientes que han abusado de sustancias, han aprendido a asociar algunos estímulos que en principio serían neutras, con la intensa recompensa obtenida con el consumo. Estos estímulos son capaces de inducir craving de forma automática. Por ejemplo, pasar por delante o cerca del lugar donde compraba habitualmente cocaína, puede poner en marcha el craving.
Es importante que el paciente en rehabilitación sepa que el craving puede aparecer y que puede tener síntomas físicos (taquicardia, sudoración, incluso puede llegar a sentir el “sabor” de la cocaína en la garganta, o tener la “sensación” de haber consumido) y aspectos cognitivos (estímulos desencadenantes).
Durante la rehabilitación, se van identificando los desencadenantes y se van aprendiendo estrategias y técnicas para afrontar la aparición del deseo de consumir. Más allá de las técnicas específicas, muchas veces el hablar del craving ya es una manera de debilitarlo. Es conveniente tener algún familiar o amigo que estén informados de la situación y así poder contar con ellos en esos momentos. El poder decir “tengo ganas de consumir” ya es en sí una estrategia efectiva para reducir los sentimientos de ansiedad y vulnerabilidad que acompañan esta experiencia.
Tampoco hay que olvidar que en la actualidad existen una importante variedad de fármacos que ayudan a controlarlo y que el psiquiatra especialista podrá pautar desde el inicio del tratamiento.
También es importante saber que el CRAVING tiene una duración, no es ilimitado. Puede durar desde segundos a varios minutos, pero una vez llegado a su punto máximo de intensidad, va disminuyendo y desaparece. El que aparezca es normal en un proceso de rehabilitación, no es una señal de fracaso, y si no se consume, se irá debilitando hasta desaparecer. El CRAVING gana intensidad si el paciente se deja llevar por él y fantasea con el consumo.