Cuando se habla de alcoholismo y su tratamiento, inmediatamente surge la imagen de un grupo de terapia.
Más allá del tópico de los grupos que aparecen en el cine, la terapia de grupo en la adicción al alcohol tiene una historia y una razón de ser.
Antes de los años 70, en Cataluña, y en el resto de la península, el tratamiento de la dependencia al alcohol se limitaba al tratamiento de las consecuencias físicas de la adicción , es decir, se trataba el síndrome de abstinencia (delirium tremens), se hacia una desintoxicación, se mitigaban las consecuencias orgánicas existentes, se trataban los cuadros psiquiátricos o neurológicos agudos o crónicos, etc.… pero una vez estabilizado el paciente, se le daba el alta, y no se efectuaba ningún seguimiento de ningún tipo. La recaída se producía poco tiempo después.
Es a partir de los años 70 que se empieza a considerar la adicción al alcohol como algo más que un trastorno orgánico, y se empiezan a utilizar técnicas que podríamos llamar “sociales”, viendo la importancia que tiene el dar una atención sostenida en el tiempo al paciente, ya que el tratamiento es un proceso de aprendizaje y de cambio a medio y/o largo plazo. Entre las técnicas más eficaces está el grupo de terapia.
Muchos años han pasado desde entonces y en la actualidad está claro que la dependencia al alcohol es un trastorno de la conducta en el que confluyen aspectos orgánicos, aspectos psicológicos y sociales, entendiendo por sociales, todo aquello que tiene que ver con la manera de relacionarse el afectado/afectada con los demás, ya sea familia, compañeros de trabajo, amigos, etc… toda la red de relaciones sociales en las que el alcohol tiene un papel determinado. La terapia de grupo se ocupa de estos aspectos psicológicos y sociales, es decir, es la herramienta a través de la cual uno puede ir descubriendo cómo se relaciona con los demás y el papel que ha jugado el alcohol en su vida. Y no solo eso, sino que además es el lugar privilegiado en el que empezar a introducir y experimentar cambios que luego podrán ponerse en práctica en la vida real, y en donde se podrán ir viendo, en vivo y en directo, los cambios que otras personas van haciendo, los compañeros de grupo. En resumen, el grupo mismo sirve como instrumento de cambio
Esta es la forma más efectiva y más satisfactoria de conseguir la abstinencia a largo plazo, objetivo del tratamiento de la adicción al alcohol. Efectiva porque está probado que las personas que pasan por un grupo de terapia consiguen mayor tiempo de abstinencia, y satisfactoria, ya que el formar parte de un grupo, sentirse parte de él, interaccionar con otras personas, recibir apoyo, confianza y motivación, es una de las experiencias que más satisfacen y hacen que los cambios que se consigan sean reales, profundos y duraderos.