Hace unas pocas semanas hablábamos aquí de la implicación de la familia y el papel que tiene en el tratamiento de un familiar afectado.

En muchísimas ocasiones, la  queja de  la familia tiene que ver con que su hijo o familiar no habla, se encierra en sí mismo y no explica las cosas que le pasan, y así es muy difícil ayudarlo, que por mucho que pregunten o quieran implicarse, se encuentran ante un muro infranqueable, el del silencio o el de la dificultad por llegar al otro.

Muchas veces lo que ocurre tiene que ver con el saber escuchar. Se puede escuchar de muchas maneras, y ante situaciones difíciles como las que pueden atravesar alguno de nuestros hijos o familiares cuando precisan tratamiento, lo más importante tiene que ver con la capacidad que tengamos nosotros de escuchar más que con la capacidad del otro de hablar.

Intentaremos aquí introducir brevemente algunas ideas sobre la escucha activa, una manera de escuchar que puede orientarnos y así poder ayudar en el tratamiento.

alguien_escucha

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que lo seres humanos tenemos dos aspectos que aparecen en cualquier cosa que hagamos:

  • -La parte racional: ideas, pensamientos, conocimientos, creencias,…
  • -La parte emocional: sentimientos, emociones, sensaciones…

 

 

La escucha activa atiende en primer lugar a la parte emocional, y posteriormente se le da sentido racional. La escucha activa atiende a la parte emocional del que habla. En lugar de quedarnos simplemente con los hechos o la parte racional de lo que nos dice el otro, hemos de intentar acercarnos a cómo se siente, a partir de cómo lo dice, más que a partir de lo que dice, y también intentando leer entre líneas, es decir, darle importancia a lo que no dice. Evidentemente que nos ayudará mucho que podamos preguntarle sobre cómo está, o como se siente, pero a veces las preguntas directas son vividas como intromisiones y agresiones que lo único que producen es más cerramiento.

Podríamos definir la escucha activa como la forma de escuchar en la que el que escucha trata de entender lo que significa el mensaje del que habla en su parte emocional. Posteriormente expresa con palabras lo que comprendió y lo transmite para que el transmisor lo verifique. El que escucha no manda un mensaje propio, como sería el caso de una evaluación, opinión, consejo, reproche, análisis, etc., sino que transmite lo que piensa que significa el mensaje del otro, intentando entender como está emocionalmente.

El aprender a tener en cuenta estos aspectos en la comunicación, saber distinguirlos y utilizarlos nos hace que estemos mucho más receptivos a la hora de escuchar a nuestros hijos o familiares y si lo aplicamos ya con ellos desde pequeños:

• Ayuda a que los niños tengan menos miedo de sus sentimientos negativos.

• Promueve una relación cálida entre padres e hijos.

• Facilita que el niño resuelva sus problemas.

• Influye para que el niño sienta más deseo de escuchar las ideas y pensamientos de sus padres.

• Hace que “el niño sea el que hable”.

escucha activa 2

Si lo empezamos a tener en cuenta con nuestros hijos adultos u otras personas adultas con las que tenemos una relación cercana o íntima, producirá cambios suficientes en la comunicación y en la  relación como para que todo lo anterior también vaya apareciendo y poco a poco no sea tan difícil hablar con ellos. Y de esta manera participaremos activamente en el tratamiento.