Practicar cualquier deporte conlleva innumerables beneficios, tanto física como psicológicamente. El running concretamente, reduce el estrés mejora la capacidad cardiovascular, reduce el riesgo de sufrir enfermedades, etcétera…

Pero cualquier cosa, por beneficiosa que sea, llevada al extremo puede resultar perjudicial. La moda del running lleva a muchas personas a obsesionarse con esta práctica y entonces es cuando se convierte en una adicción al deporte.

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Todo aficionado al running se plantea en algún momento participar en alguna carrera o competición. Es entonces cuando el entrenamiento se hace imprescindible y se empiezan a generar rutinas semanales o diarias. Esto puede provocar que durante un tiempo el entrenar y salir a correr sea prioritario para esas personas. Lo malo es que en algunos casos estas rutinas se convierten en comportamientos obsesivos que van más allá de la preparación necesaria para la competición. Es ahí cuando hablamos de una adicción al deporte específica que llamamos runnorexia.

Una persona puede sufrir un periodo de sobreentreno porque se acerca una competición importante y ha planificado mal su puesta a punto. Pero una persona con runnorexia padece un problema más serio. La runnorexia o adicción a correr es una pérdida de perspectiva del rol del ejercicio físico en la vida de la persona.

Existen aspectos psicológicos y sociales importantes relacionados con la adicción al deporte, y por tanto con la runnorexia. Las creencias irracionales, la baja autoestima,dificultad para creer en sí mismo, ausencia de ‘enganches’ gratificantes en su vida diaria, la presión social por la estética y la imagen, etc…

El perfil del adicto al runnig es un hombre, de alrededor de 40 años, con un trabajo muy estresante y que busca en el deporte una válvula de escape.

Los síntomas o señales que nos han de poner en alerta son:

  • El exceso de horas de entrenamiento.
  • estar muy pendiente de la marca-tiempo.
  • Anteponer obligaciones sociales o profesionales para entrenar.
  • Renunciar a otros intereses como pasar tiempo con los amigos o la familia para hacer ejercicio.
  • Empeñarse en entrenar independientemente del clima o de su estado físico…
  • El no poder hacer una sesión de ejercicios hace que se sienta irritable o deprimido.
  • Uno de los pocos motivos de alegría es cuando se hace running o poco antes de hacerlo.

En algunos casos puede darse la conjunción con un trastorno de la alimentación. El adicto al deporte consume una mayor cantidad de alimentos ricos en proteínas y limita al máximo el consumo de grasas.

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Otras señales que deben tenerse en cuenta son: no saludar a amigos o familiares si coincide con ellos durante la práctica del deporte, estar pendientes de lo que hacen los demás que practican el mismo deporte, la familia y amigos comentan que esta absorbido y le ven demasiado obsesionado con el ejercicio, deseo de correr a pesar de las lesiones e intentar minimizar su importancia o gravedad, etc…

Esta adicción al deporte puede llevar a algunos a dedicar al running una media de seis horas al día, dejando de lado su vida familiar y personal.

Las consecuencias que pueden desprenderse de una adicción a correr pueden ser tanto físicas, como psicológicas, sociales e incluso profesionales. A nivel físico pueden aparecer lesiones que no llegan a curarse nunca y se convierten en crónicas, alteraciones musculares ligadas al sobreentrenamiento o a la fatiga por no respetar los tiempos necesarios para el descanso, etc…

A nivel psicológico aparecen pensamientos obsesivos ligados a la insatisfacción personal y al hecho de no tener nunca suficiente, incluso pudiendo darse síntomas ansiosos-depresivos. Y en el ámbito social y profesional el adicto tiende a aislarse y abandonar actividades que antes eran habituales, como visitar familiares y amigos, perder interés en su profesión, ya que su tiempo libre está destinado a correr, y su vida se mueve con una única idea en la cabeza: el running.