La visión de la adicción y su tratamiento ha ido cambiando a lo largo de la historia. En los últimos años se está produciendo un debate en torno a cómo ha de ser la atención a las adicciones, bajo qué enfoque hay que considerarlas y por tanto en dónde hay que incidir de manera más directa en su tratamiento.

Recientemente está emergiendo la idea de que la adicción a sustancias debe ser considerada una “enfermedad mental”, es decir, como una enfermedad cerebral crónica que debe  abordarse fundamentalmente desde la perspectiva farmacológica.

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La última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-V, es una muestra de tal visión y ha sido criticada por amplios sectores de la salud mental por plantear una concepción de los trastornos mentales que hace que casi la mitad de las personas puedan ser medicalizadas sin investigar sus causas, convirtiendo en enfermas o enfermos a quien padece algún tipo de sufrimiento o desadaptación.

Por otro lado está el enfoque del modelo bio-psico-social, que nació en 1977  como crítica a la deshumanización de la medicina que contempla al paciente como objeto. Desde el modelo bio-psico-social la enfermedad es vista más desde la experiencia de enfermar que desde el trastorno patológico.

El conocimiento científico sobre las adicciones, consolida una serie de afirmaciones que armonizan mucho mejor con un enfoque integral y un modelo psicosocial:

  1. Las personas con una adicción deben recibir tratamiento psicológico para ayudarles a modificar los hábitos nocivos de consumo que constituyen la adicción. En esta labor, el apoyo educativo, médico y social es en muchos casos esencial para mejorar su salud y facilitar el cambio.
  2. Los fármacos no reducen ningún desequilibrio químico cerebral desencadenante de la adicción, sino que, al contrario, deben ser vistos como facilitadores del cambio de comportamientos y hábitos que debe producirse en la recuperación.
  3. Los cambios en la estructura y funcionamiento del cerebro que aparecen con la administración de sustancias adictivas son el efecto de la adicción, y no la causa.
  4. Los cambios en la estructura del cerebro no son irreversibles. Multitud de estudios muestran que todos los déficits asociados a la adicción tienden a revertir con la abstinencia.

 

En vista de las evidencias planteadas por diversos estudios podemos decir que el enfoque integral biopsicosocial, centrado en la persona y en su desarrollo, debe mantenerse por interés de las personas que padecen las consecuencias de su adicción.