Las mentiras de un drogadicto

En el tratamiento de la cocaína encontramos situaciones aparentemente absurdas. Un paciente que tiene un período de abstinencia de más de un año comenta lo siguiente: “Me es más fácil decir una mentira a mi pareja en relación con la cocaína, que decirle la verdad”. Una primera reacción es ponerse en un lugar de adoctrinamiento y de posesión de la verdad. Esta posición sería como decirle: “Esto está mal, debes corregirlo”.

Sin embargo, infantilizar al paciente es un error, ya que lo que se desea es que la persona con actitud de un cocainómano se convierta en una persona responsable tanto de sus aciertos como de sus errores. Lo importante es entender que es lo que le pasa a una persona que realiza un tratamiento de cocaína para realizar una afirmación aparentemente absurda.

¿Por qué mienten los cocainómonos?

Analicemos la frase en cuestión, podemos reescribirla del siguiente modo: “Me es más difícil decir la verdad a mi pareja en relación con la cocaína, que decirle una mentira”.

La frase que generaba cierta perplejidad, ahora se nos hace más entendible. La persona en un tratamiento de cocaína tiene problemas para decir la verdad ya que hay situaciones en los consumos que pueden generar un conflicto importante en la misma relación de pareja. ¿Por qué puede ocurrir esto? ¿por qué mienten los coacainómonos? ¿Una persona adicta a la cocaína se convierte en un cocainómono mentiroso?

Recordemos que una de los rasgos más notorios de la adicción es que los valores aparentemente fundamentales son trastocados de manera radical. De este modo, el consumir cocaína es leído por nuestro cerebro como una cuestión de supervivencia durante los siguientes 30 segundos. Sería como si nos dijésemos a nosotros mismos “o haces esto, o te mueres”. En este sentido, amigos, familia, pareja, trabajo, hijos, etc. pasan a un segundo plano.

porque mienten los cocainomanos 1 - Tratamiento de cocaína: Decir la verdad o mentir

Actitud de un cocainómano

Podemos ejemplificar este trastrocamiento de los valores imaginando una balanza. En un plato pondríamos, por ejemplo, llevar a un hijo al médico y en el otro consumir cocaína. Una persona no-adicta ni siquiera realiza la ponderación que la imagen de la balanza propone. Un adicto en pleno consumo no sólo realizaría la comparación, sino que casi con toda probabilidad elegiría consumir.

El cocainómano mentiroso se sirve de la mentira para ocultar a sus familares o entorno, el consumo de cocaína. De este forma, se convierte poco a poco en un mentiroso adicto.

Uno de los objetivos de un tratamiento de cocaína, es trabajar sobre las consecuencias indeseables que produce la adicción y las llamadas «mentiras cocainómano» vayan disminuyendo. Es importante que el paciente se haga responsable de las mismas para poder superarlas y/o solucionarlas.