Hace pocas semanas el Dr. Gual  hablaba en El Periódico  sobre diversos aspectos  relacionados con la dependencia del alcohol y su consumo de riesgo.

Para quien tiene un problema de dependencia del alcohol, la principal prioridad está en buscar los momentos en los que tomará  alguna bebida alcohólica. La  motivación del día estará en saber que en algún momento se podrá dar lo que para él es un premio o satisfacción, dejando en un segundo  o tercer plano otros aspectos de su vida como podrían ser  la familia, los amigos, los proyectos…  es decir, los momentos en los que beberá  alcohol pasan a ser el eje vertebrador de su vida.

En la actualidad se habla más de Trastorno por uso de alcohol, pues aunque  hay  personas que no han desarrollado una adicción, eso no significa que no estén haciendo un consumo de riesgo. El término trastorno por uso de alcohol, abarca tanto la dependencia del alcohol como el consumo de riesgo.

Consumir cuatro o más copas de vino o cerveza, o dos whiskys diarios,  en el caso de los hombres, y  en el caso de las mujeres,  más de una caña y media de cerveza al día, es un consumo de riesgo.

Los efectos perjudiciales de dicho consumo  para la salud, son importantes como por ejemplo  producir cáncer (el alcohol es  cancerígeno por sí solo), afectar el  sistema nervioso central, el digestivo y  otros órganos, y producir una reducción del 8% en los años potenciales de vida.

Además, hay que considerar otras consecuencias negativas, como un rendimiento laboral más bajo, el dejar de lado progresivamente aspectos personales importantes como la familia, los hijos, y las consecuentes afectaciones en las relaciones con los demás.

Actualmente existen diferentes tipos de tratamiento, no solamente  el orientado a la abstinencia total de bebidas alcohólicas como hasta hace poco. Hoy en día se plantean tratamientos para personas con un consumo de riesgo de alcohol cuyos objetivos pasan por pactar una reducción importante del consumo, con ayuda de medicación específica y una terapia  adecuada.

El consumo de alcohol todavía no ha alcanzado el nivel de conciencia social ni sanitaria que ha alcanzado el tabaco, por ejemplo, pero empieza a estar un poco más cerca gracias a que ahora se trabaja con la noción de consumo de riesgo y gracias a la divulgación de los estudios e investigaciones que nos abren los ojos a los efectos perjudiciales del alcohol.