La ludopatía es un trastorno que ya fue definido como tal por la OMS en 1992, y en 2013 se incluye el trastorno de juego dentro de la categoría de trastornos adictivos en la quinta edición de la clasificación de los trastornos mentales (DSM-5) de la American Psychiatric Association.
El juego ha cambiado completamente en los últimos años, especialmente desde el boom de las apuestas on line, y esto ha traído un cambio también en la manera de aparecer y tratarse la ludopatía. Las apuestas online se convierten en una nueva modalidad de juego, sobre todo para muchos jóvenes, que no contemplan esta actividad como amenazante, algo que, por desgracia, desmiente la experiencia.
El llamado sector recreativo digital –apuestas online– vive un momento álgido, con una publicidad agresiva y con la promesa de ganancias cómodas, algo que, sumado a la posibilidad de apostar sin límite horario, con inmediatez y anonimato, se convierte en una bomba de relojería que aumenta considerablemente el nivel de ludopatía.
Casi la mitad del dinero invertido en el sector recreativo digital tuvo que ver en el 2015 con eventos deportivos (48,8%), frente al 20,8% del póquer, según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego.
El juego on line crece al ritmo del 30% anual, tanto que en el ámbito del tratamiento de la ludopatía se empieza a distinguir a los apostadores deportivos como una categoría más específica y diferenciada de las categorías en las que se puede dividir la ludopatía o adicción al juego: el jugador presencial tradicional, y el jugador on line “genérico”.
Los apostadores deportivos son personas que habitualmente tienden a justificarse por su gran afición por el universo deportivo, dado que tienen la convicción de conocer bien a sus equipos favoritos y las disciplinas que les atraen, pero la realidad es que acaban apostando por deportes con los que nunca han tenido conexión.
En este tipo de apuestas se añaden factores de riesgo que complican las dinámicas compulsivas. Aquí puedes demostrar que sabes mucho de un deporte, por lo que interviene un factor diferente al azar, cosa que no sucede en las tragaperras o otros juegos, y hace que sea muy habitual que aparezcan fantasías de ganarse la vida así, es decir, hacerse profesional, cosa que puede llevar a la ruina a una persona, en todos los sentidos del término.
Los pacientes con ludopatía en el entorno digital, gastan bastante más dinero y acumulan más deuda en menos tiempo que los pacientes con alguna ludopatía presencial.
Todo esto hace pensar en la necesidad de una regulación efectiva de la publicidad del juego, así como de impulsar campañas de sensibilización de colectivos especialmente vulnerables: jóvenes y personas con problemas previos de adicción.