Los adolescentes optimistas en la vida serían menos propensos que los más pesimistas a desarrollar síntomas depresivos.
Un estudio sobre más de 5.600 adolescentes de Australia reveló que aquellos con una opinión más optimista de sí mismos y del mundo que los rodeaba eran menos propensos a tener síntomas de depresión en el siguiente año.
Se desconoce si la causa era el optimismo y, lo más importante, si es algo que se puede «enseñar» o si vale la pena intentarlo. Pero los autores opinan que los resultados instan a ayudar a los adolescentes a manejar mejor sus reacciones, a veces dramáticas, a los altibajos de la vida.
«No sabemos por qué algunos adolescentes son más optimistas que otros y si el optimismo se puede enseñar», dijo el doctor George C. Patton, de la University of Melbourne y del Royal Children’s Hospital, de Australia.
Patton señaló que la tendencia de las personas a acumular, o no, lo positivo quizás se gesta en los primeros años de vida y hasta estaría relacionada con la actitud de los padres.
El estudio, publicado en la revista Pediatrics, incluyó un seguimiento de 5.634 alumnos de Australia de entre 12 y 14 años al inicio de la investigación.
Todos respondieron cuestionarios para medir la tendencia al «estilo de pensamiento optimista». Un cuarto tenía un nivel «muy alto» de optimismo: tendían a ver el mundo y a las otras personas tan buenas como ellos y sentían que tendrían un futuro brillante.
Esos adolescentes habían sido menos propensos a mencionar síntomas depresivos al inicio del estudio.
El 15 por ciento de ese grupo obtuvo también puntajes lo suficientemente altos en un cuestionario estandarizado que reveló por lo menos depresión leve, comparado con el 59 por ciento de los varones y el 76 por ciento de las mujeres con optimismo «muy bajo» y signos de depresión.
Lo más importante, para el equipo, fue que los adolescentes más optimistas eran un 50 por ciento menos propensos que el grupo con optimismo muy bajo a mencionar nuevos síntomas depresivos al año siguiente.
Esto no prueba que el optimismo en sí proteja de la depresión, pero se desconoce el origen de la relación.
Los autores analizaron si los adolescentes muy optimistas habían tenido pocas experiencias estresantes (muerte o enfermedad grave de un familiar o una separación) el año previo.
Pero el equipo observó que ese no era el caso: los adolescentes optimistas no reaccionaban mejor a los principales estresores; esas experiencias estuvieron asociadas con un aumento del riesgo de desarrollar síntomas depresivos en todos los adolescentes, sin importar sus niveles de optimismo.
FUENTE: Por Amy Norton. Pediatrics, online 10 de enero del 2011