Desde hace pocos días estamos viendo en televisión la campaña de sensibilización llevada a cabo por la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) en relación al consumo de alcohol en menores.
La legislación española prohíbe el consumo de alcohol a los menores de 18 años, sin embargo, diferentes estudios ponen en evidencia que el 72% de los que tienen 17 años toman bebidas alcohólicas y el 44% hacen “atracones” de bebida.
El gobierno español se plantea impulsar una nueva ley para frenar el consumo de alcohol entre los menores de edad. Hasta ahora, la única acción que había emprendido el gobierno es multar a aquellas personas que consumen alcohol en la calle. En Barcelona, las sanciones pueden llegar hasta los 300 €, y se pueden conmutar por sesiones de terapia motivacional. Con esa nueva ley, sin embargo, el gobierno se plantea multar a los padres de aquellos menores que sean multados de forma reiterada
El consumo de alcohol en menores de edad debe ser cero, porque entre otras cosas, interfiere en su capacidad de evaluar los riesgos cuando toman decisiones. El cuerpo humano puede estar bien desarrollado hacia los 16 años de edad o incluso antes. Sin embargo, el cerebro presenta importantes cambios durante la adolescencia y sigue madurando durante la década de los 20 años; por lo que el consumo de alcohol va a tener consecuencias directas en el desarrollo normal de este órgano, consecuencias que van a permanecer durante toda la vida del individuo.
Parece que el objetivo del gobierno es acabar con la permisividad social del consumo de alcohol entre los menores.
Una de las medidas que se plantean es la de realizar controles de alcoholemia a menores en las calles (en los botellones) y cursos para familias cuyos hijos se han visto implicados en consumos, de modo que la ley no se oriente desde la perspectiva punitiva sino desde la sensibilización con la implicación de los padres a los que se les enseñará cuáles son los efectos del consumo de alcohol en un organismo en pleno desarrollo.
También sería deseable que hubiera una regulación de la publicidad, tanto de la directa como de la indirecta. Esta tendría que ser una parte importantísima de la implementación de esta ley, ya que científicamente se ha demostrado que la publicidad aumenta la probabilidad de un consumo de alcohol prematuro y en mayores cantidades.