Hace pocos días, el 15 de noviembre, se celebró el Día Sin Alcohol, día en que las organizaciones científicas, entidades y los profesionales que se dedican a ayudar y tratar a las personas que padecen de alguna adicción recuerdan a la sociedad que determinadas maneras y patrones de consumir alcohol pueden ser, y de hecho son, perjudiciales y tener graves consecuencias para la salud. Esto es especialmente grave en los jóvenes y/o menores, siendo el consumo de alcohol en jóvenes, uno de los focos de interés prioritario en este Día Sin Alcohol de este año 2016.
Además, en estos días hemos tenido ejemplos claros de ello. En la prensa han salido diferentes casos en los que el consumo abusivo de alcohol en jóvenes ha tenido el papel principal: la muerte por sobredosis de alcohol de una niña de 12 años en Madrid, los altercados y molestias que supone el que cientos de jóvenes beban alcohol durante el trayecto del tren que va de Barcelona a una zona de discotecas de Mataró, el Maresme y justo ayer, la detención de una mujer joven (26 años) que conducía por la autopista AP-7 en sentido contrario y bajo los efectos del alcohol durante un trayecto de 28 km…
Estos casos, especialmente el de la niña de 12 años, son la punta del iceberg de una situación general que se está produciendo desde hace ya varios años. Las encuestas realizadas por El Plan Nacional de Drogas nos dicen que el 80% de los menores han bebido alguna vez y uno de cada tres se emborracha un mínimo de una vez al mes, y no hacemos nada para evitarlo.
Según comenta el Dr. Gual en un artículo publicado en El Periódico , el abuso de alcohol en jóvenes y en menores, es una situación que se viene dando desde hace dos décadas, y que actualmente se ha cronificado. Los jóvenes han aumentado brutalmente el consumo de alcohol desde hace años, y los puntos clave a tener en cuenta en ello son: la escasa legislación, la publicidad no regulada correctamente, y el precio bajo, casi sin impuestos.
Según los datos facilitados por los servicios de urgencias hospitalarios, los casos de menores atendidos con intoxicación etílica, podrían pasar de cien cada fin de semana, y si recordamos que se ha demostrado que el consumo de alcohol por menores, aunque sea en dosis moderadas, perjudica el desarrollo neuronal de modo irreversible, tendríamos que exigir a los gobiernos y autoridades que empiecen a tomar las medidas necesarias para atajar esta situación.
Esta manera de beber se corresponde con los llamados “atracones” de bebida, que se definen como la ingesta de más de tres consumiciones (de contenido alcohólico, que incluyen el vino y la cerveza) en poco tiempo. Estos atracones pueden ser un primer síntoma de adicción al alcohol , ya que pueden ser la manifestación objetiva de la dificultad para controlar el consumo de alcohol.
La persona que tiene “dificultad para controlar” el consumo de bebidas alcohólicas, puede estar incluso sin beber alcohol a temporadas pero el día que decide tomar una copa no puede parar de beber, acaba haciendo un “atracón” de bebida y vuelve a presentar las consecuencias negativas, debido a las alteraciones de su comportamiento