La adicción a las compras, también llamada compra compulsiva, se puede definir como un tipo de adicción en el que la persona afectada busca comprar, sintiendo un deseo irrefrenable por llevar a cabo dicha conducta.
Son unas compras compulsivas y no planificadas, de artículos que no se necesitan, por un importe que suele superar sus posibilidades económicas y le llevan a endeudarse, o compras que se hacen con el objetivo de mejorar su autoestima a través de los productos que ha adquirido. Ésas podrían, ser a grandes rasgos, las características que definen la adicción a las compras.
No existen cifras de cuántas personas se encuentran en esta situación, pero se calcula que un 3% de la población padece este problema en su forma más patológica. Fechas como las Navidades o las rebajas pueden acentuar la adicción a las compras, pero también hacen más fácil que pase desapercibida. ¿Cómo podemos diferencias los excesos ampliamente extendidos durante esos periodos de una verdadera adicción a las compras?
Podemos identificar el problema de la adicción a las compras cuando:
El mensaje que recibimos a diario, en diferentes formas y por diferentes medios de que para ser feliz hemos de comprar multitud de productos, repercute en las personas más vulnerables pudiendo llevarles a una adicción.
Utilizar las compras como vía de escape de los problemas cotidianos, de las preocupaciones y/o obligaciones puede derivar en una adicción a las compras. En otros casos detrás de esta conducta podemos encontrar trastornos depresivos, más o menos graves, o de ansiedad.
El primer paso para tratar la adicción a las compras, como en las demás, es reconocer que es un problema. A partir de ahí se puede empezar a tratar, siempre por profesionales especializados.
leer másExisten diferentes trastornos de ansiedad, y uno de los más intensos y más incapacitantes es la agorafobia.
La persona que sufre agorafobia siente miedo y ansiedad intensa de estar en lugares donde es difícil escapar o donde no se podría disponer de ayuda. Generalmente hay un miedo intenso a que pueda ocurrir algo malo en determinadas circunstancias y no podamos ser socorridos, como miedo a las multitudes, a estar solo en espacios muy grandes, conducir por grandes autovías o autopistas, coger aviones, trenes, etc…
Ese miedo y ansiedad excesiva provoca que las personas con agorafobia eviten los lugares o situaciones porque no se sienten seguros en lugares públicos. Suelen evitar esas situaciones potencialmente peligrosas, y esto afecta su desempeño social. Son individuos que raras veces abandonan su hogar, y cuando lo hacen, experimentan gran ansiedad y temor.
En los casos más graves, llegan a recluirse en sus domicilios sin atreverse a salir por largos períodos de tiempo. Si no reciben el tratamiento adecuado, tienden a cronificar este problema, limitando profundamente su vida.
Principales Síntomas de la agorafobia:
El tratamiento tiene por objeto que la persona logre desenvolverse de la forma más normal posible, y el éxito depende de la gravedad.
Existen diversos tipos de tratamientos que son eficaces para abordar este trastorno, desde el farmacológico, pasando por diversos tipos de psicoterapias, y la combinación de ambos.
En los últimos años también encontramos tratamientos que integran nuevas técnicas, como la psicología positiva, el Mindfullness , o la realidad virtual
El tratamiento más adecuado va a estar en función de la persona y de la gravedad del mismo, pero lo importante es empezar a tratarse lo antes posible, pues cuanto antes se empiece más probabilidades habrá que tenga éxito el tratamiento.
leer másSe han detectado en los últimos años un aumento progresivo de casos de adolescentes que se realizan autolesiones, la mayoría de los cuales no van asociados a ninguna enfermedad mental, sino más bien a una manera de canalizar una frustración o un malestar emocional.
En el Hospital Sant Joan de Déu este tipo de casos se han sextuplicado en los últimos cuatro años. En 2012 atendieron en urgencias a 24 pacientes por autolesiones que precisaron hospitalización, y en 2016 la cifra aumentó a 173.
En el Hospital de Día de Adolescentes del Hospital Parc Taulí de Sabadell, han crecido un 9%. Estudios europeos confirman estas estadísticas. Por ejemplo la revista británica Journal of Child Psycology and Psychiatry, publica que un 27,6% de jóvenes europeos se han autolesionado al menos una vez en la vida.
Esta tendencia empieza a preocupar a profesionales de la salud y se ha puesto en marcha un Grupo de Estudio y Tratamiento de las Autolesiones (Greta), formado por profesionales de cinco hospitales catalanes. El objetivo es elaborar un protocolo para atender de manera efectiva al número creciente de pacientes que sufren este problema psicológico, y hacer presente esta problemática ante las autoridades del departamento de Salud.
Las autolesiones no suicidas incrementan el riesgo de lesiones suicidas. Es por este motivo que, a pesar de que muchos de estos adolescentes no sufren una patología psiquiátrica, deben recibir tratamiento para superar esta conducta.
En la mayoría de los casos son cortes superficiales que se hacen con objetos como sacapuntas, cuchillas, o lápices, con el que se van rascando hasta producirse una lesión. Suelen ser heridas en antebrazos, pero también en nalgas y vientre.
Lo más alarmante es que después de hacerse la herida, los adolescentes suelen fotografiarse y compartirlo con las redes sociales, con lo cual cada vez llega a un público más amplio.
Es por eso que los profesionales empiezan a plantearse si no se está produciendo una especie de “moda” o “contagio”.
Pero, ¿a qué es debido este fenómeno?
No se sabe con seguridad, pero empieza a coger forma la explicación que relaciona las autolesiones con una manera de expresar el malestar.
El perfil de los jóvenes sin ninguna enfermedad psiquiátrica que se provoca autolesiones es la de una persona con una autoestima baja, que tiene dificultades en las relaciones interpersonales –en muchos casos son víctimas de acoso escolar-, con poca capacidad para resolver problemas y escasa resistencia a la frustración.
Estos jóvenes se hacen cortes superficiales ante problemas triviales: un límite impuesto por los padres, una relación de pareja que se rompe o una discusión con alguien. El adolescente se autolesiona como una vía para comunicar su malestar a los demás o bien para sentir alivio al cortarse –el dolor que le produce la autolesión desvía su atención del sufrimiento psicológico-, o bien porque se marea al ver la sangre y esto le disminuye la ansiedad que está sintiendo.
Las autolesiones también provocan que el entorno próximo al joven se preocupe más y cambie su relación con él, con lo cual se siente más considerado y querido, lo que a su vez puede reforzar este comportamiento y convertirlo en más impulsivo.
Es importante enseñar al joven a canalizar el dolor psicológico de una manera diferente. Esto se realiza a través de una intervención especializada, a poder ser, psicólogo o profesional de la salud mental especializado . También se aconseja a los padres “controlar” los contenidos que sus hijos ven en internet, ya que la red amplifica esta conducta.
Si detrás de estas conductas está el no saber –no poder- expresar el malestar de una forma más sana y el intento de ser “visto”, “considerado”, “apreciado”, por los más allegados, sería importante que los padres se plantearan cuanto tiempo pasan con sus hijos y que comunicación mantienen con ellos. Comer todos en la mesa es una buena recomendación, pasar tiempo juntos, compartir espacios y actividades, etc… Parece que cada vez es más común que los jóvenes hagan los almuerzos o las cenas solos en sus habitaciones.
Además, estando más presentes, contrarrestaremos el poder de persuasión que tiene internet y las redes sociales, y la de grupos de amigos.
leer másLa Real Sociedad de Salud Pública (RSPH) y el Movimiento Juvenil de Salud (YHM) de Reino Unido, han publicado un informe examinando los efectos positivos y negativos de las redes sociales sobre la salud mental de los jóvenes.
A principios de 2017 (del 13 de febrero al 8 de mayo), la RSPH / YHM realizó una encuesta de casi 1.500 jóvenes (entre 14 y 24 años) de todo el Reino Unido. La encuesta les pidió que valoraran cómo cada una de las plataformas de medios sociales que usan impactan en 14 temas relacionados con la salud mental y el bienestar que fueron identificados por los expertos como los más significativos.
Como señalan los autores, los medios sociales han revolucionado la forma en que nos conectamos unos con otros, y su uso se ha convertido en “una parte integral de la vida de muchas personas”. Concretamente los jóvenes (conocidos hoy en día como “nativos digitales”), suelen interactuar y comunicarse entre sí mediante Internet y redes sociales.
El informe hace especial hincapié, no solo en las grandes oportunidades que nos ofrecen las redes sociales en diversas áreas como la comunicación, el aprendizaje, la innovación, la creatividad, etc…, sino también en las potenciales consecuencias que puede tener en la salud mental de los jóvenes.
Las principales conclusiones del informe sobre los efectos potenciales, se pueden resumir en:
Potenciales efectos positivos en la salud mental:
Potenciales efectos adversos en la salud mental:
El informe añade una serie de recomendaciones y una llamada de atención al Gobierno Británico. Entre las recomendaciones podemos destacar:
Pueden consultar toda la información referente al estudio y el informe en la página web de RSPH
leer másLa anorexia nerviosa es uno de los trastornos de la conducta alimentaria más conocidos y más divulgados por los medios de comunicación. Se caracteriza por un rechazo a mantener el peso corporal normal, un miedo intenso a ganar peso, y una alteración en la percepción de la imagen corporal.
El término anorexia significa “falta de hambre”. Eso nos da pistas sobre la naturaleza del trastorno: su principal síntoma tiene que ver con el dejar de comer.
En concreto la anorexia es un trastorno que se caracteriza por el interés en bajar de peso y volumen corporal llevado al extremo, hasta el punto de que las personas que lo padecen llegan a perjudicar su salud y a poner en peligro su vida.
Se pueden diferenciar dos tipos de anorexia:
La anorexia purgativa, que se caracteriza por presentar fases de purga en las que normalmente se vomita o se utilizan laxantes y /o diuréticos para bajar de peso, y la anorexia restrictiva, en la que hay una resistencia constante al acto de comer.
La detección temprana es fundamental para la intervención y la resolución de este trastorno alimentario. En la sociedad actual a veces se hace difícil discernir si estamos ante un trastorno alimentario o no, y para ello es necesario tener claros que síntomas o cambios de comportamiento tienen más que ver con la anorexia o estamos ante personas “usuarias” habituales de dietas.
Los aspectos que harán que se enciendan las señales de alerta de la anorexia serán:
La anorexia tiene una prevalencia que ha aumentado de alrededor un 0.5% a un 5% en la población mundial en pocos años, porcentaje que sigue subiendo con los años. De este porcentaje el 90% de los casos son mujeres (generalmente de alrededor de entre 14-18 años de edad), y un 10% de ellos son varones. Esta baja proporción masculina produce una falta de percepción social de esta enfermedad, siendo minusvalorada e infradiagnosticada, provocándose que los varones con este trastorno no suelan recibir un tratamiento y apoyo adecuado a sus necesidades.
leer másLa depresión posparto está entre los trastornos perinatales que afectan a las nuevas madres y sus síntomas pueden comenzar en el embarazo y suelen estar presentes hasta un año después del nacimiento del pequeño. Estos trastornos pueden afectar a cualquier mujer sin importar su educación, cultura o raza.
Esta depresión no se suele evaluar ni tratar y tiene consecuencias importantes a largo plazo tanto para la mujer como para el recién nacido. Se estima que la padecen un 15% de las madres recientes, aunque en la mayoría de los casos no se llega a diagnosticar.
La causa exacta de la depresión posparto se desconoce, pero es muy probable que tanto factores biológicos – la predisposición genética o los cambios hormonales que se producen con la gestación, el parto y durante la lactancia – como factores socioculturales tengan parte de responsabilidad, así como el bucle de sentimientos, tanto positivos como negativos, en los que se ve inmersa una mujer al ser madre y no saber cómo manejarlos.
Entre las características principales de la depresión posparto está la incapacidad de disfrutar, especialmente con el bebé, el sentimiento de culpa y arrepentimiento por haberlo tenido, y la pena constante por el hijo.
Los pensamientos que aparecen son del estilo: “pobre hijo mío que le tocó esta madre que no le quiere como debería”, o incluso “estaría mejor sin mí”. También es frecuente que aparezcan alteraciones del sueño, obsesiones con la salud del bebé, agotamiento físico, mal humor, y en algunos casos, fantasías relacionadas con hacer daño al bebé, no queriendo ocuparse de él precisamente por ese miedo.
Se sufre muchísimo y lo peor es que muchas mujeres no se atreven a contar a nadie el infierno que están viviendo.
Se empezó a hablar de adicción al trabajo en 1971, cuando un profesor americano de religión, Oates, lo utilizó para referirse a su propio trabajo y lo comparó con el alcoholismo. Más tarde, Oates definió workaholism como una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar incesantemente, que afecta a la salud, a la felicidad y a las relaciones de la persona.
La adicción al trabajo no sólo resulta ser un aspecto que entorpece nuestra plenitud diaria, sino que es una enfermedad potencialmente peligrosa, como cualquier adicción. Es importante distinguir que no se trata de pasar mucho tiempo en el trabajo, algo que suele pasarle a muchos, sino de que los “Workaholics” o adictos al trabajo, convierten el trabajo en una vía de escape.
El equilibrio psicológico de una persona pasa, entre otros factores, por un uso correcto de su tiempo y una diversificación de intereses vitales. Pero el mundo de hoy está dominado obsesivamente por el trabajo –y el miedo a perderlo– y por el deseo de éxito profesional.
Lo laboral es tan omnipresente en la vida de la mayoría de las personas que muchas temen los momentos de ocio como si tuvieran que afrontar un vacío existencial. Una grave anomalía social, agravada por una hiperconectividad continua que dificulta cada vez más la separación entre el trabajo y la vida privada. Ahí tenemos las raíces de la adicción al trabajo.
La mayoría de los estudios sostienen que las características de un workaholic, una persona con adicción al trabajo, pueden agruparse en las siguientes categorías:
Hoy en día en el contexto actual de globalización, deslocalización, y crisis económica, el desarrollo de las empresas se hace imposible sin competitividad, dedicación e implicación, y además la cada vez más difícil situación laboral en la que se hace difícil encontrar un trabajo bien remunerado y que cubra nuestras expectativas, puede provocar el suficiente miedo a dedicar más horas de las debidas o a estar constantemente pensando en tareas o proyectos laborarles, pero ese no suele ser el motivo para llegar a desarrollar una adicción al trabajo.
A continuación mostramos una tabla en la que se muestra la diferencia entre las características de la adicción al trabajo y a los hábitos laborales sanos.
CONDUCTA | HÁBITOS SANOS DE TRABAJO | ADICCIÓN AL TRABAJO |
Dedicación prolongada al trabajo, incluso en horas externas al mismo | CompromisoImplicación
Dedicación Sentido de la responsabilidad Reconocimiento de las necesidades puntuales del trabajo
|
Evitación de la soledad, del aburrimiento o del malestar personalEsfuerzo debido a pensamientos poco realistas
Incapacidad para equilibrar la satisfacción obtenida a partir del trabajo y la obtenida a partir de otros aspectos de la vida |
Alto sentido del cumplimiento laboral | PerfeccionistaConcienzudo
|
Intento de justificación de la excesiva implicación en el trabajo |
Control de las actividades laborales | FiabilidadResponsabilidad | Compensación de la falta de control en otros aspectos de la vida |
Identificación personal con el trabajo | Orgullo y satisfacciónCompromiso con el trabajo
|
Utilización del trabajo para aumentar la autoestima que no obtiene en otra parte por medio de la obtención de logros |
La adicción al trabajo genera consecuencias negativas en la vida familiar, ya que conduce al aislamiento, al divorcio y a la destrucción de la convivencia familiar.
También pueden desarrollar problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, gástricas, hipertensión, musculares y ansiedad.
Además, los adictos al trabajo, pueden consumir sustancias tóxicas para aumentar el rendimiento laboral y superar el cansancio y la necesidad de dormir, lo que complica todavía más la situación.
leer másLa semana pasada aparecía la información en los periódicos de que una menor de 15 años se encuentra ingresada en la unidad psiquiátrica de un hospital de Barcelona tras participar en un juego que incita al suicidio conocido como la Ballena Azul. La dinámica del juego es ir superando diversos desafíos hasta llegar al último, que se trata de consumar el suicidio. Es un juego virtual que se realiza a través de las redes sociales.
En España no se habían detectado hasta ahora ningún caso de este tipo. En Rusia si ha habido varios casos de suicidio y se ha abierto una investigación por su clara vinculación con este juego o parecidos.
Este puede ser un ejemplo de hasta dónde puede llevar la adicción a las redes sociales o las nuevas tecnologías.
Según un estudio sobre conductas patológicas en Internet, realizado por una ONG que colabora con en programas de la Comisión Europea, el 21,3% de los jóvenes está en riesgo de convertirse en adicto a las nuevas tecnologías, el 1,5% ya lo es, y el 30% de los menores tiene contactos virtuales con personas a las que no conoce.
Los niños y adolescentes actuales han nacido y viven en un mundo en el que lo virtual y lo real se confunden, pierden sus límites y en el que no siempre existen las garantías necesarias para su adecuado desarrollo y crecimiento. Inmersos en la red, se conectan a lugares lejanos mientras se distancian de su entorno más cercano. Es un primer paso hacia la adicción. A través de las redes, están siempre pendientes de lo que hacen sus conocidos y eso les genera ansiedad porque creen que ellos están disfrutando más de la vida.
Los rasgos de una adicción a las redes sociales son muy parecidos a los del alcoholismo y la drogadicción.
Existen seis criterios básicos para identificar una adicción a las redes sociales:
La adicción a las redes sociales se presenta con mayor frecuencia en jóvenes o en personas que son inseguras y ansiosas. Para evitar este problema es importante tener un control en el tiempo de navegación en la red y utilizarla sólo en casos necesarios, ya sea para mejorar las actividades o disfrutar de unos minutos de ocio, sin exceso.
leer más
El café, el té, el chocolate y los refrescos de cola son las principales fuentes de cafeína, que es consumida en casi todas las edades y estratos socioeconómicos. Las bebidas energéticas contienen una cantidad mayor de cafeína que los refrescos: Por ejemplo el Red Bull® contiene 80 mg de cafeína en 250 ml.
La cafeína, también denominada teína, guaranina o mateína, es un constituyente natural presente en más de 60 especies de plantas. Se podría considerar la sustancia estimulante de mayor consumo y la más socialmente aceptada a nivel mundial. Se cultivó por primera vez en Etiopía, de la misma forma que el té en China y el cacao en América del Sur. En el siglo XV se desarrollo la técnica de tostar y moler los granos de café y en poco tiempo su consumo se expandió por todo el mundo.
Sólo en España se consumen 14.000 millones de tazas de café al año, siendo el promedio de consumo de café entre semana de 3,6 tazas al día entre los mayores de 15 años. Estas pautas de consumo son similares en América y en el resto de Europa, con los países nórdicos a la cabeza en cuanto a consumo per cápita.
La cafeína tiene efectos positivos, como la mejora en el desempeño de tareas de vigilancia y en otras tareas simples que requieran de atención sostenida. También incrementa el nivel de alerta y reduce la sensación de fatiga (tanto mental como física). Estos serian los principales efectos que la mayoría de personas notamos al tomar café y los que en principio se buscan con su consumo.
En los últimos años se han desarrollado estudios en los que se evalúa el rol neuroprotector de la cafeína en determinadas enfermedades. Parece que tiene un papel importante a nivel neurológico favoreciendo la plasticidad sináptica, lo que convierte a la cafeína en un “normalizador” cognitivo, previniendo el deterioro y reduciendo su avance. Esto podría ser el inicio de nuevas opciones terapéuticas para fases tempranas de enfermedades como el Alzheimer.
Los efectos negativos de la cafeína tendrían lugar cuando se consumen cantidades excesivamente elevadas. La ingesta de café en grandes cantidades provocaría un aumento de la ansiedad y esto daría lugar a, por ejemplo, taquicardias, dificultades para dormir, o incluso a un empeoramiento del control motor fino. Cuando el consumo supera aproximadamente, los 300 mg al día, el sistema motor puede verse activado sobremanera, así como resultar alterado el ciclo de sueño-vigilia además de aumentar de forma generalizada las tasas de metabolismo cerebral.
¿Pero la cafeína puede crear dependencia?
El área del cerebro relacionada con la dependencia es la llamada área del placer, el núcleo accumbens. Las sustancias consideradas habitualmente como “drogas” (alcohol, cocaína, heroína, cannabis…) activan la transmisión dopaminergica en la corteza del núcleo accumbens.
El consumo de cafeína actúa únicamente en el núcleo caudado, otra parte del cerebro, lo que guardaría relación con las propiedades estimulantes de la cafeína en la actividad psicomotora. Por otro lado, la cafeína también estimula la liberación de dopamina en la corteza prefrontal que sería consistente con sus propiedades psicoestimulantes y con el refuerzo de la conducta de consumición. Para que la cafeína incrementase la actividad funcional de la corteza del núcleo accumbens (y por tanto produjera dependencia) debería consumirse en una cantidad cinco veces mayor a la media diaria. Por eso se afirma que a pesar de que la cafeína cuente con algunos criterios para ser considerada droga de abuso, hay un riesgo de adicción muy bajo.
Sin embargo, en personas con una adicción a sustancias, especialmente cocaína y/o alcohol, la cafeína puede convertirse en una sustancia “de sustitución” y tener efectos secundarios importantes.
Como señalábamos antes, la cafeína tiene una serie de efectos activadores del sistema nervioso central que la hacen psicoestimulante: Aumenta la alerta, reduce la sensación de cansancio y fatiga, aumenta la capacidad de mantener un esfuerzo intelectual y mantiene el estado de vigilia a pesar de la privación de sueño. Además sus efectos vasodilatadores hacen que mejore el rendimiento físico y potencia la disminución de la sensación de cansancio y fatiga.
Estos efectos, especialmente los psicoestimulantes, recuerdan, aunque sea de lejos, a los efectos estimulantes de la cocaína y a los efectos euforizantes de los consumos de alcohol. Esto es lo que hace que personas que han desarrollado una adicción, sin darse cuenta la mayor parte de ocasiones, incrementen de forma elevada la cantidad de café o de otras bebidas con cafeína.
Hay un intento, inconsciente, de conseguir efectos parecidos con la cafeína a los que se obtenían con la sustancia primaria de dependencia. Esto no es posible, por supuesto, pero lo que sí hace es alterar el sistema nervioso lo suficiente como para que pueda aparecer un craving y llevar a una recaída.
Lo que ha pasado es que el consumo de cafeína se ha usado como un pretendido “sustituto” de la substancia principal de la adicción, pero al no ser posible, ha provocado o como poco, facilitado, la recaída.
leer másEl uso diario y continuado de internet, redes sociales, tablets y móviles, hace que nuestras costumbres y maneras de relacionarnos con los demás y de comunicarnos, cambien.
La fobia o miedo a quedarse sin móvil, en casos extremos puede tener que ver con una adicción al teléfono móvil.
Un estudio realizado en Reino Unido en 2011 reveló que el 53% de los usuarios de teléfonos móviles en el Reino Unido sienten ansiedad cuando se agota la batería de su teléfono móvil, lo pierden o se quedan sin cobertura. El estudio también reveló que el 58% de los hombres y el 48% de las mujeres sufren este trastorno. Además, el 55% de los participantes manifestó “sentirse aislado” cuando no disponían del móvil.
El uso de la tecnología puede ser muy útil, pues nos permite estar constantemente en conexión con casi todos los rincones del planeta. Pero cuando esa conexión se corta por el motivo que sea (falta de cobertura, quedarnos sin batería, olvidar el móvil en casa…) genera una infundada sensación de incomunicación hasta el punto de producirnos ansiedad y deseo intenso de volver a estar conectados, es decir, adicción al teléfono móvil.
Es cierto que los antiguos teléfonos móviles no generaban en nosotros tanta adicción al no ofrecer posibilidad de navegación, ya que se ha trasladado el grueso de la actividad comunicativa a la mensajería instantánea. Según las estadísticas, los usuarios de smartphones consultan sus teléfonos una media de 34 veces al día.
Los síntomas de la adicción al teléfono móvil son sensación de ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza y dolor de estómago.
El perfil de la persona que tiene este trastorno es el de una persona que tiene poca confianza en sí misma y baja autoestima, con carencia de habilidades sociales y de resolución de conflictos, y que en su tiempo de ocio solo usa el móvil y parece incapaz de disfrutar sin él.
En cuanto a la edad, es más habitual en adolescentes, pues tienen más necesidad de ser aceptados por los demás y están más familiarizados con las nuevas tecnologías. También las mujeres suelen padecerlo en mayor proporción.
Por un lado, se produce una dependencia absoluta de los demás, pues el móvil es una manera de estar conectado. Es todo un problema de autoestima y de relación. De hecho, la inseguridad personal es el factor más común. La consecuencia es estar esclavizado absolutamente al móvil, es decir, tener una adicción al teléfono móvil. Es comparable a la adicción al tabaco, en la que el fumador, cuando se queda sin tabaco, no para de buscar un sitio donde comprarlo y en cuanto lo tiene, lo primero que hace es encenderse un cigarrillo.
Lo más aconsejable para no llegar a desarrollar una adicción al teléfono móvil es:
La educación es básica para prevenir este tipo de patologías y debe hacerse desde edades tempranas. La tecnología no es el problema, sino su uso patológico. Este uso patológico puede llevar a una adicción al teléfono móvil o a un uso que genere problemas psicológicos.
Lo básico es entender la importancia del uso correcto de estos aparatos y velar por una educación que comprenda tanto los aspectos positivos de las nuevas tecnologías como los usos indebidos y patológicos. A este respecto, la prevención en el ámbito familiar y en la escuela es el elemento clave.
leer más